Procesadores DSP, ecualizadores y acondicionamiento acústico

Un vehículo no ofrece la mejor posición de escucha para disfrutar de la música de manera “correcta y organizada”, donde los instrumentos se sitúen en la ubicación y altura ideales y el reparto de los instrumentos en el escenario sea lo más fiel posible a la grabación. 

El uso de los procesadores DSP nos ha dado herramientas valiosas para los ajustes más críticos, como los ajustes temporales o el desarrollo de la fase de forma correcta y por igual en todos los altavoces. Pero igualmente nos ha ofrecido prestaciones que a veces usamos de forma incorrecta como los ecualizadores: no es que sean malos, sencillamente debemos saber cómo y cuándo utilizarlos puesto que su uso de forma excesiva degrada la señal de una manera muy clara. Por mucho que nos empeñemos, un ecualizador no puede rellenar de manera natural un valle en 400hz generado por problemas en la fase.

Debemos tener claro que un ecualizador, ya sea gráfico o paramétrico, nunca va a poder corregir correctamente la respuesta generada por una incorrecta ubicación de un altavoz, como por ejemplo un tweeter que suena excesivamente áspero porque está orientado de mala manera, un altavoz de graves que genera vibraciones en una puerta que no tiene ningún tipo de insonorización, un driver de medios demasiado bajo respecto al punto de escucha, etc. Por mucho que queramos utilizarlo para corregir su respuesta, nunca conseguiremos unos resultados lo suficientemente buenos. Por ello, la ubicación/orientación de los altavoces, y sobre todo el acondicionamiento acústico, deben de ser los primeros pasos a seguir ya que conseguirán que podamos aprovechar al máximo las prestaciones propias del altavoz, y luego ya, en último caso -y si es necesario- el uso del ecualizador puede ayudarnos en esos pequeños ajustes finales.